- Planifica tus comidas semanales para asegurarte de tener una dieta variada y equilibrada. De esta manera harás uso de lo necesario y a disminuir desperdicios.
- Aprovechá al máximo cada ingrediente y transforma todos los productos en nuevas delicias, por ejemplo: sobros de cáscaras o cortes de vegetales para hacer caldo, huesos o cortes de carne para preparar fondos, frutas maduras para realizar postres o batidos, entre otros.
- Congelá las carnes blancas y rojas en porciones, para que, a la hora de descongelar, solo sea lo necesario y no se pierdan alimento que no vas a cocinar.
- Pequeños cambios en tu cocina pueden hacer una gran diferencia en el mundo, podrías empezar destinando un pequeño contenedor de compost en tu cocina para los residuos orgánicos.
- Organiza tu nevera y congelador para que los alimentos más antiguos se consuman primero: Colocá los productos frescos más nuevos en la parte trasera y los más antiguos al frente para que sean usados primero.
- Reviví las verduras marchitas con un baño de agua fría antes de usarlas, si tu lechuga o zanahoria están un poco marchitas, sumérgelas en agua fría durante unos minutos para revitalizarlas.
Disminución de la pérdida y desperdicio de alimentos
