La diferencia entre una alergia, una intolerancia y una sensibilidad alimentaria

Nuestro cuerpo está muy bien protegido con diferentes barreras de defensa diseñadas para evitar la invasión de microorganismos extraños que pueden causar alguna reacción en nuestro sistema.

Entre estos importantes sistemas de defensa tenemos los párpados, la piel, la boca y la nariz, las vías respiratorias (paredes de la nariz, tos, mucosa), el tracto gastrointestinal (enzimas, ácido gástrico, bilis) y el urinario (uretra). La sangre constituye otro método de defensa, ya que, al presentarse un microorganismo extraño, se aumentan la cantidad de glóbulos blancos para defendernos. También el sistema inmune cuenta con sus anticuerpos como barreras de protección.

A nivel alimentario, algunas personas pueden presentar una reacción adversa a uno o a varios alimentos luego de consumirlos, contacto o inhalación de estos, lo cual hace que se desarrolle una alergia, una sensibilidad o una intolerancia. Entre ellos, pueden presentarse síntomas similares, pero ¿cuál es la diferencia entre esas tres reacciones?

La alergia alimentaria es una reacción mediada por los anticuerpos IgE del sistema inmunológico a un alimento. Luego de ingerir ese alimento, el cuerpo lo percibe como nocivo, y se presentan síntomas inmediatos como anafilaxia, enrojecimiento, picazón, náuseas, hinchazón, vómito, inflamación, entre otros. Las alergias más comunes son al trigo, huevo, a los frutos secos y a los pescados y mariscos.

La sensibilidad alimentaria hace referencia a una respuesta inmune no mediada por anticuerpos, sino por las células inmunológicas al contacto con el alimento. Esto provoca una liberación de mediadores inflamatorios que llevan a una inflamación menor, que produce distintos síntomas, como migraña, dolor muscular, cansancio, alteraciones del sueño y alteraciones digestivas. Estos síntomas pueden no ser inmediatos, sino aparecer desde unas horas después del consumo o hasta días. Las sensibilidades más comunes son a los lácteos, al trigo, a la soya y al huevo.

La intolerancia alimentaria no es una reacción inmune. Se da cuando el cuerpo no puede digerir un alimento o uno de sus componentes, por ejemplo, la ausencia de una enzima, por lo que el alimento no se puede digerir en forma correcta y provoca síntomas principalmente digestivos, como dolor abdominal, hinchazón, estreñimiento o diarrea, flatulencia, entre otros. Las intolerancias más comunes son a la lactosa, al gluten, a la fructosa, al sorbitol o a la histamina.

Si tenés sospecha de alguna reacción adversa a un alimento, podés llevar un diario de alimentos y las diferentes reacciones para encontrar patrones, y siempre consultá inmediatamente con un médico que te pueda guiar en el proceso.

Otro punto muy importante es siempre leer la etiqueta nutricional de los productos, para así asegurarse de que estos no contengan uno o varios ingredientes que puedan causar alguna reacción adversa, y si estos no indican que son libres de alguno en específico y no se está seguro, es mejor no consumirlos.

 

Ana Gabriela Alonso Vega

Nutricionista

CPN: 1886-15

galonsov@automercado.biz

Bibliografía:

  1. Zugasti Murillo, A. (2009). Intolerancia alimentarias. Endocrinol Nutr. 6 (5). 241-50. Tomado de: https://www.elsevier.es/es-revista-endocrinologia-nutricion-12-articulo-intolerancia-alimentaria-S157509220971407X
  2. De la Cruz, S; González, I; García, T; Martín, R. (2018). clín. diet. Hosp. 38 (1). 142-148. DOI: 10.12873/381RMartin
  3. Gut microbiota fof healt. (2018). Sensibilidad alimentaria frente a intolerancia alimentaria. Tomado de: https://www.gutmicrobiotaforhealth.com/es/sensibilidad-alimentaria-frente-a-intolerancia-alimentaria/